Inciertamente caminamos, pero lentamente evitamos algunas realidades.
Una verdad más profunda nos invade, una que en el fondo confía en la creación de la ilusión, pero que a su vez se mantiene distante como para no ser parte cuando los cristales estallen y la luz recobre su color, ese color en el cual nuestros rostros se verían, uno al otro o bien uno a uno mismo.
Demasiado se puede perder con intentar creer, pero no siempre se elige.
miércoles, enero 20, 2010
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3 comentarios:
no concuerdo con eso de que no siempre se elige, camarada...
Creer que no siempre se elige es, de alguna manera, concebir una primera idea de determinismo...
Se alude a un cierto "determinismo" pero no en su sentido medieval, sino en un sentido más bien contemporaneo, es decir, ligado más a la privación de la voluntad y las acciones por algún tipo de afección de las pasiones, siendo el caso más notorio y dificil el de las adicciones. En una situación así las posibilidades de elección son más bien nulas, al menos en una primera instancia y por medios propios.
De todas maneras si contraponemos determinismo a libertad la situación no es tan clara. ¿Hay verdaderamente libertad? ¿O hay una libertad condicionada, relativa a la realidad que uno vive? Si esto es así el "no siempre se elige" también se cumple, ya que en todo caso lo "elegido" está "condicionado". Cuando uno va a una disquería no elige cualquier cosa, sino que está "condicionado" por sus propios gustos, y ni hablar si hay alguna especie de fanatismo. No vay verdadera elección porque tal vez no hay verdadera libertad.
Por supuesto, todo es para casos un poco extremos y uno siempre juega con las distintas aceptaciones de los terminos y sus referencias.
Saludos a ambos,
Alejandro.
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