Filosofándonos

"Si es necesario filosofar, es necesario filosofar. Si no es necesario filosofar, de todos modos es necesario filosofar, porque sólo filosonfando se puede demostrar la necesidad de prescindir de la filosofía". Agustín de Hipona.

viernes, octubre 31, 2008

Acerca de las palabras

Podríamos acusar a las palabras de engañosas, pero ellas no son más que un mero instrumento, ajenas a los propósitos con las que se las utilizan. A veces buscan resistirse intentando dejar en claro que hay términos que no van a someterse a semejante trato. Pero no hay coherencia, las mismas palabras se pueden utilizar con fines contrarios, a las mismas se les puede hacer decir lo opuesto.

Pero esto no termina aquí, es tal la impunidad que incluso aquel que las esgrime puede no dejar ni un solo rastro, y no es porque no haya nada que le pertenezca, sino porque aquello que le pertenece es lo manipulado, también ambiguo y susceptible de justificación, de acuerdo a cuál sea su motivo.

Así, una palabra sincera no sólo es aquella que se presenta como tal, necesita contar con algo más, algo más que es difícil de pedir, y aún más de dar.

martes, octubre 07, 2008

La incierta búsqueda del ser

Un día, como de repente pero no de la nada, el mundo se abre ante uno, sus verdades, sus maravillas, sus misterios. Una voz en forma de sensación comienza a llamarnos, nos incita a la búsqueda, haciendo de ello una necesidad esencial, infranqueablemente incierta, pero con un inconfundible aroma a destino. Y nos embarcamos, pero sin saber a dónde ir, ni qué esperar, sólo con una imperceptible intuición que hace de lo confuso su certeza.

Pero muchas búsquedas fracasan no tanto con lo no encontrado, sino más bien con aquello que no se sabe buscar.

Podemos ver en todas las direcciones, podemos buscar en cada lugar, podemos estar atentos a cada señal, podemos recorrer muchos caminos, y sin embargo nada encontrar; una nada que se manifiesta en cada cosa hallada porque ello es lo peor para quien busca: no el no hallar nada, sino que nada halla en lo hallado.

Toda paradoja es posible para el buscador, y más aún cuando no es producto de sí mismo. Lo buscado muchas veces no se encuentra en algún lugar, sino que uno mismo es ese lugar, y sin embargo esta cercanía dista mucho de ser más sencilla, al contrario, es en donde más todo se aleja, donde más todo se entrelaza a una nebulosa de dudas, no a caminos aceptables o rechazables, sino a caminos posibles, elegibles, determinables, convergentes en un único punto responsable: uno mismo.