Cada gesto, cada palabra, cada leve movimiento trae una consecuencia. Aquellos que son grandes e incluso hasta impensables a veces lo solemos llamar destino. En parte no está mal llamarlos así ya que muchas veces es algo que no se encuentra en nuestras manos ni en nuestra decisión. Pero por otra parte tal vez sólo sea el entrecruzamiento de distintas causalidades.
Un mismo acto de alguien puede significar un destino para nosotros; pero también ocurre lo contrario: un mínimo acto nuestro puede tener un sin fin de posibilidades y consecuencias. Pero no hay manera de saberlo; porque incluso muchas veces las consecuencias pueden ser lamentables. Y de este paradójico modo aquello que pareciera estar en nuestro poder en realidad no lo está.
Marchamos a ciegas en el mundo, no pudiendo ver más que sólo aquello que nos toca, que se nos hace sentir. Pero tampoco podemos detenernos, ya que incluso ello traería una consecuencia. Tampoco podemos simplemente ser y que sea lo que el azar quiera.
Lo que puede guiarnos no es una respuesta, sino más bien una pregunta: ¿qué es lo que quiero?
martes, diciembre 15, 2009
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7 comentarios:
Fíjate, Alejandro, que yo hasta hace nada pensaba que eso era así, que las cosas sucedían sin más, ajenas a la influencia que hubiéramos podido tener sobre ellas.
Hace nada alguien me hizo ver que eso no es así, y que somos nosotros los que propiciamos o despropiciamos que los hechos acontezcan.
Tu segundo párrafo me toca estos días por cuestiones personales. Lo del mínimo acto, lo del silencio. A veces es más esclarecedor que mil palabras, que millones de palabras...
Puestos a elegir cómo queremos pensar, razonar o justificar, creo que me quedo con que fue cosa del destino, con que "tocaba" ser así. Al menos así los finales son más bonitos y el sentimiento de culpa o "qué hice mal" desaparecen.
Besets
el destino está tan cerca que podemos tocarlo con solo alargar la mano, es algo de lo que no se puede escapar
un abrazo
Yo creo que por algo pasan las cosas, o justifico mis respuestas en "por algo será", creo que cada accion a contese una consecuencia...lo único que sé es que uno a veces no esta preparado para eso...
saludos
Majo: no creo que las cosas sucedan sólo sin más, hay mucho de eso, como lo sostengo al principio, pero también hay mucho que se relaciona con la propia decisión de uno, que muchas veces por no tomarla uno queda como presa del destino, cuando en realidad es sólo una consecuencia de algo que no se hizo o que no se hizo como debiera. De todas maneras, creo que suceden las dos cosas: lo que está bajo nuestro control y lo que no, la cuestión pareciera saber equilibrar esas realidades.
Ana: el destino también a veces puede ser una ilusión, en la que creemos cuando nos favorece, en la que nos lamentamos cuando no lo hace. Supongo que la mejor actitud hacia el destino es creer y no creer en él.
Anónimo: es algo muy fuerte negar que algo no conlleve una consecuencia, por lo que ni me preocuparía de ello, sino más bien de cómo las interpretamos, de qué es lo que creemos ante ellas cuando suceden.
Saludos a todos,
Alejandro.
teoría del caos
sigue tu camino...
Las cosas suceden sin más siempre que seamos nosotros sucesos sin más. Si el Todo es una olla de posibilidades, las están posibilidades están ahí, mezclándose: sin más.
Saludos.
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