Ya no ofrecen resistencia mis palabras, todo lo que hay en ellas no es más que realidad, pero una realidad corrupta en su intento de evadirse, de pretender no formar parte; pero ya lo es y lo único que marca la diferencia son algunas metáforas teñidas de ilusiones que aún creen llevar el control.
Ser concientes no nos hace ser mejores, sentir culpa, arrepentirse e incluso ser perdonados tampoco.
El triunfo de la condena no está en quitarnos la libertad, sino en arrojarnos en ella y que allí veamos que nada estará en nuestras manos.
domingo, noviembre 22, 2009
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5 comentarios:
A veces buscamos con la culpa librarnos para siempre de nuestras propias miserias. Y qué miserables somos al intentarlo.
Un abrazo, Alejandro.
José Roberto Coppola
mientras más libertad tenemos más añoramos, nunca nada es suficiente cuando se tiene
abrazos
condenados a ser libres, ya lo dijo el franchute...
La libertad quizá no la da la conciencia, pero al menos ayuda como primer paso hacia alcanzarla.
Ser conscientes nos hace peores, nos hacer ver que somos peores. Que nos caemos, cuando nos caemos. Que nos hundimos, cuando nos hundimos.
Y sólo hundirnos podemos.
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