Aun a sabiendas de lo incierto que sería la espera, de inútil que ha de resultar lo buscado, tal vez lo encontrado, en ese instante, sólo en ese instante permanecía la razón de lo protegido, de lo ocultado, de lo expuesto, y tal vez también de lo devastado.
3 comentarios:
Para lo cual a veces no hay razón. Ninguna. Y eso da más vértigo.
Saludos, Alejandro.
José Roberto Coppola
la razón es lo único que nos queda... yo siempre tengo razón :)
Defender a la razón puede resultar una tarea demasiado ingrata. Pero en este caso, en la razón se vincula un deseo que dura en el proceso de búsqueda pero que puede desvanecerse en la realidad de lo encontrado...
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