Cada movimiento es una sutil y certera estocada.
Deleitable es el sentir la rapidez de esos vaivenes.
A nada podría igualar pero se torna innegable el querer intentarlo, el pretenderlo.
Cuán grato resulta ser alcanzado.
Cuán grato resulta aun ser vencido.
sábado, agosto 22, 2009
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5 comentarios:
sentirse superado... por uno mismo
Así es la perfección, inexplicable.
Porque ya he dicho alguna vez las derrotas son a veces un triunfo. Y esas estocadas nos hieren y nos curan.
Un abrazote, Aejandro.
José Roberto Coppola
Yo me encontré hoy 10 pesos en la calle. ¿Ese tipo de sucesos podrían llegar a formar parte de alguna perfección?
Como una aguja entre los dedos de la lengua y el desdibujamiento de una nada de la sábana perpleja.
Quiero decir... buscamos la anciana vida con la infante caída, desprendiéndonos, acercándonos, abriéndonos hasta agitarnos: acà no hay perfección, hay dilatación.
Un abrazo.
Paz.
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