Nos desvanecemos junto con cada instante que inevitablemente transcurre.
Cada brisa nos lleva a la nada de algún ilusivo horizonte.
Cada mirada presencia al final de aquello que observa.
Y las palabras, nada más frágil que las palabras, un colorido suspiro de nostalgía de aquello que quizá aún no se sabe perdido.
sábado, julio 11, 2009
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3 comentarios:
muy bello, mi estimado Alejandro
coqueteás muy bien con las palabras, el ser y la nada
saludos
Como también la caricia del nuevo barco suspendido en el viento, como ese enorme ensueño que decide abrir sus ojos frente a una sensación amanecida, amaneciendo, amanecer de relajación visual: un colorido suspiro es la tierra de los párpados tejidos de remanso.
Hermosas palabras.
Paz.
El hombre es un ser para la muerte; y en ese caos, sólo el cosmos del amor aliviará tanto destino errante.
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