Extensos y perpetuos instantes como estos son en los que poca importancia tienen las palabras, en los que la lejanía es sinónimo de inalcanzable, y por lo tanto inútil todo lo realizado, infructuoso todo lo a realizar.
Cuán remotos y añorados parecieran ser aquellos mínimos espacios de tiempo en los que todo era posible, en los que lo inalcanzable era sinónimo de igual seguir adelante, sin que importara la llegada, tan sólo ese ir yendo.
¿Dónde habrán quedado aquellos días que no duraban más que algunas horas y en los que las horas no duraban más que fugaces minutos?
Hoy tan cercanamente lejano todo permanece, luego tan lejamente cerca todo ha de permanecer.
lunes, octubre 19, 2009
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5 comentarios:
Permanecer es un verbo que a veces me atormenta. Permanecer me da vértigo.
Saludos, Alejandro.
José Roberto Coppola
A mí me da la sensación de que, actualmente, todo dura tan poco, casi nada... Antes me preocupaba más, ahora trato de convivir con esa realidad.
te volviste parmenídeo?
colega, a ver si te ponés las pilas y leés la historia completa así dejás de setirte como un extraño en el barrio...
saludos!
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