I
Estoy en esta especie de bar/comedor situado en el subsuelo de la Facultad de Filosofía y Letras; en la mesa en la cual me encuentro (mesa de madera) hay una serie de escritos y garabatos. Un peculiar dibujo me llama la atención. Es una especie de figura, como el rostro de una persona, pero realizado a partir de la yuxtaposición de cubos, rectángulos, triángulos y alguna que otro línea.
Lo primero que pienso es que algún estudiante de Artes (también se da Artes en esta Facultad, entre otras carreras) ha dejado huella de su quizá fugaz transito por esta misma mesa.
Me pregunto quién habrá sido esa persona, ¿se encontrará, tal vez, ahora presente? Podría ser cualquiera, podría estar en cualquier parte. Pero siempre anónimo, anónimo aunque hubiese puesto su nombre y apellido.
Y un buen día esta mesa dejará de estar aquí, ya sea porque se rompa, por que la cambien, porque la usen para algún depósito, etc. Y con ella desaparecerá todas estas huellas dejadas por anónimas personas, con anónimas existencias; por no hablar de sus anónimas obras, que aún existiendo quizá ya hayan dejado de hacerlo.
II
Al rato viene un amigo y se sienta a un costado, después de hablar un momento quiero compartir mí hallazgo con él, pero para no influenciar en su opinión reprimo la mía hasta decirle: “mirá que interesante, ¿qué te parece?” A lo que sin muchas vueltas me responde: “no es la gran cosa, cualquiera podría hacerlo”. Asiento con una sonrisa; y unos instantes seguidos agrego: “si fuera Picasso o Da Vinci sería considerado una obra de arte…” Peculiar aunque no llamativa injusticia cometida con más frecuencia de lo que pareciera.
Recuerdo una vez a un crítico literario (destruir) hablar de una obra. Estoy seguro que si el escritor hubiera sido Cervantes, Dostoievski o Poe (visto desde la actualidad), hubiera buscado toda una justificación a tal manera de escribir.
Con esto no quiero decir que no hayan críticos objetivos, sólo que a veces ser portador de determinado nombre y apellido pareciera tener su propio peso (aunque a veces éste también sea en contra).
Poco pareciera que nos depara a las personas anónimas y a todo lo que podemos hacer. ¿Pero es eso un impedimento para no hacerlo? Que la mesa en la cual dibujamos mañana ya no exista, ¿es un impedimento para que no nos manifestemos?
A veces lo único que importa es que no seamos anónimos para nosotros mismos.
lunes, mayo 08, 2006
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5 comentarios:
Bien, Ale! Me gustó mucho tu reflexión. Te aseguro que yo no fui la que dibujó eso en la mesa del bar de la Facultad... jejeje. Pero es cierto eso de que derrochamos arte por doquier y pasamos desapercibidos. Así es el mundo del arte, un mundo marginado y "anónimo" (como vos decis); a menos, claro, que alguna institución te reconozca y te bautice como "artista" ante los demás. Pero contra eso lucharon los grandes vanguardistas hace casi un siglo atrás; y contra eso seguimos luchando los pobres infelices como yo que intentan hacer de la vida un arte y del arte una vida. Saludos!
Profundísima reflexión, Alejandro!!
Qué nada nos impida expresarnos! Coincido 100% contigo respecto a que la única importancia es no ser anónimos para nosotros mismos. Siempre me gustó esa frase que dice: "No busques ser sol, sino una simple estrella que brille allí, donde se encuentre."
Lo fundamental de una obra es que es el fruto de la propia expresión, la opinión q pueda motivar en los demás, es otro tema. La objetividad es una capacidad que debe desarrollarse.
Saludos!
lO IMPORTANTE NO ES QUIEN HAGA UN CUADRO, EDITE UN LIBRO O CONSTRUYA UNA FRAS, LO IMPORTANTE ES EL CONTENIDO DE ESO. ¿CUANTAS VECES HEMOS ENSALZADO OBRAS QUE SON PATÉTICAS ,SIMPLEMENTE PORQUE LAS HIZO AQUEL ARTISTA Y HEMOS IGNORADO VERDADERAS OBRAS DE ARTE PORQUE LAS HIZO UN DON NADIE?.
MUY BUEN POST. GRACIAS POR TU COMENTARIO.
VISITAME CUANDO QUIERAS Y SIGUE ASÍ DE BIEN
Ann: antes que nada gracias por la visita! Y sí, supongo que en definitiva es el artista el que se debe considerar como tal y no tanto lo que le reconozcan los demás (aunque muchas veces ayude); pero de todas maneras no sé si el verdadero artista se preocupa tanto por el reconocimiento como quizá se preocupar por su arte.
Saludos!
Azazel: en parte es cierto lo que decís, pero creo que en el fondo algo hay que reconocerle al autor, porque según lo que decís entonces se podría afirmar que cualquiera hubiera podido haber hecho tal o cual obra, y no sé si, p. ej., “Crimen y castigo” habría existido de no haberlo escrito Dostoievski. Más podrá decir la obra, pero la obra no es más que el artista mismo.
Saludos
Estrellada: y sí, supongo que aquel que de alguna manera se expresa debe hacerlo por el solo hecho de expresarse y no tanto por lo que lo demás puedan juzgar. No son los otros los que nos deben dar identidad sino que somos cada uno los que debemos reconocerla, y eso muchas veces es más que suficiente; es más que suficiente, siguiendo tu frase, saber que somos estrellas que brillan donde tienen que brillar.
Saludos.
Cris: me cuesta un poco hablar de obras “buenas” o “malas”, me parece que eso no es más que una lejana apreciación. Desde afuera podemos juzgar si se empleo bien o mal tal o cual técnica, si se siguió o no tal o cual regla, y a partir de eso pareciera que podemos dictaminar un “bueno” o “malo”, es decir, vemos más el cómo se lo dijo, y no tanto lo que se quiso decir, aunque en última instancia lo que se quiso decir tal vez sólo lo sepa el que lo dijo, y si para éste está bien, ¿qué más puede importar?
Saludos y nos estamos leyendo
Saludos a todos
Alejandro
Very nice site! »
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